miércoles, febrero 21, 2007

La Paciencia y la Comprensión

"Los budistas suelen decir: "No hay que empujar el agua del río. Hagamos lo que hagamos, acabará fluyendo a su rítmo."
Si nos concentramos en la evolución espiritual, resulta útil imaginarse el tiempo como un río; pero deberíamos medirlo no de forma cronológica, como hacemos ahora, sino en función de las lecciones aprendidas a lo largo del camino hacia la inmortalidad. No tenemos que empujar el caudal del río del tiempo, solo conseguiremos chapotear imponentes; es decir, podemos dar brazadas inútiles contracorriente o discurrir con ella plácidamente.
La impaciencia nos arrebata placer, paz y felicidad. Sabemos claramente qué queremos y lo queremos ya mismo, pero el universo no está organizado así. Las cosas nos llegan cuando estamos preparados.
Antes de nacer, observamos el paisaje de la vida que tenemos por delante y después lo olvidamos tras el parto. Entramos a toda prisa en el presente y nos preocupamos solamenete de que las cosas funcionen en este mismo instante, pero como adultos en nuestras vidas actuales, deberíamos reconocer que hay un momento adecuado y un momento inadecuado.

Brian Weiss, "Muchos cuerpos, una misma alma".

Stop!

No se puede, o más bien no es sano vivir a mil por hora, pero el tiempo tiene la capacidad de consumirnos, y hacernos caminar sin mirar atrás ni al lado, solo hacia adelante.
Si por solo un instante en aquellos días abrumadores, nos detubieramos a pensar en cómo estamos viviendo nuestra vida, sí que nos daríamos cuenta que ésta pasa y pasa, y que miles de veces hemos dejado pasar momentos maravillosos, simplemente porque tenemos que cumplir.
Ir más lento no significa dejar de lado ciertas obligaciones, sino disfrutar de cada segundo y valorarlo por ser lo que es, un destello de felicidad.
No quiero que pase mi vida por delante mío y no haber tenido el papel principal en ella, no quiero sentarme a esperar que pase y solo mirar como secede, eso es lo que quiero decir con ir más lento, no me quiero equivocar por siempre ir corriendo y creyendo que todo está bien.
Respeta la velocidad, evita accidentes.

martes, febrero 20, 2007

Todo tiene su momento.



Tal como un rompecabezas, el mundo está compuesto por piezas, piezas que encajan coherentemente con las demás, que se unen y se complementan, haciendo que el curso del tiempo sea el indicado.
Todo encaja de la forma correcta, todo pasa en el momento indicado, no antes ni después, sino cuando tiene que suceder.
Todas las cosas tienen su momento, ese punto donde se unen los esfuerzos y se realizan las mentas, después de haber cometido errores, después de haber caído, todo tiene su recompenza.
Muchas veces esa recompenza es más que haber cunplido un sueño, es haber aprendido en el camino de su realización, es haber saboreado el triunfo sin olvidar el fracaso, para así de esta forma, agradecer y agradecerse a uno mismo el haber llegado tan lejos, o por haber avanzado lo suficiente y haber crecido.

lunes, febrero 05, 2007

AmigoS


Conozco muchas personas que me agradan, pero solo unas pocas tienen algo de mi alma.
Y al reconocer ese algo de mi dentro de ti,hace que te cuide y te valore como a nadie.
Con el tiempo he logrado comprender que los amigos no cambian, sino que cambian las circunstancias de la vida y cada uno debe acomodarse a ellas.
Y es así como nuevamente nos empezamos a conocer, un nuevo tú, un nuevo yo, pero en escencia seguimos siendo los mismos.
Los amigos no se pierden, los amigos se descuidan, y es necesario ser lo suficientemente valiente para reconocer la despreocupación hacia una persona, lo suficientemente humilde para pedir perdón y para perdonar, y un buen arquitecto para reconstruir una relación.
Quien es tu amigo siempre está ahí, con el corazón puesto en ti, sin pensar en la distancia, en lo ocupado que esté, en el estrés de la ciudad.
Un amigo escucha, apoya, y deja que cada uno tome sus propias desiciones, no influencia, mira las situaciones desde otra perspectiva para aconsejar, y sabe cuando pasa algo sin tener que preguntar.
Tengo buenos amigos, y los cuido como un tesoro, y he llegado a reconocer en ellos el reflejo de lo que soy.